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Castillejar

Entre hermanos, a poco meses del medio siglo de vida.
Habíamos hablado de sexo, de la pareja,de la monogamia, de la incertidumbre, de las teorías sobre el universo , algo de política, de la muerte , de la imaginación, de la fantasía .
Comimos y bebimos , andamos y paseamos.
Hablamos de los espíritus que circundan o no nuestro entorno,del alma, y de su ubicación.
De Dios y las religiones,de la consolación del espíritu y de la materia inerte.
El hermano reía acerca de mis pocas fantasías manifestadas y esperaba decía que transcurrieran los días que le quedaran.
La hermana era más abierta en cuanto a las posibilidades.
Yo callaba, solo podía decir acerca de algunos hechos sin explicación que había encontrado a lo largo de mi vida, silenciando el más evidente, ese lo guardaría hasta el final de mis días. Tan grande fue el regalo, como Tomàs, que callaría para siempre .
Mientras tanto, el silencio de la cueva era apacible .
Hacia meses que volvía a sentir la necesidad de enriquecerme con los pensamientos ajenos y abandonar la vida mecánica de la rutina diaria.
El mundo se había acotado en una pequeña parcela ,en torno a mí mismo y al pequeño grupo de seres con los que compartía vida. No había mas allá de esto.
Quería dar paseos con mi perra,mirar el cielo y quizás llegar a cuidar alguna planta. Empezaría por saber de la que me traje de Castillejar y que había situado en la entrada de la casa.
Sin más, en un rato, volveríamos a casa.

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