Y el tigre abrió su boca inmensa
y allí estaba Hiram asesinado una y otra vez
resucitado en los rostros de los pocos
allí, se sucedía la muerte que rondó las primeras horas del año
y que ya decía,
aquí estoy ,
Y el laberinto jugaba con sus recovecos
y yo no deseaba ser uno de los tres
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